Ni mucho ni poco. La frecuencia del baño depende de los usos y costumbres de cada país. Pero lo ideal es que la ducha dure 5 minutos y que sea con agua tibia.
El agua caliente reseca la piel y elimina la grasitud natural de la piel. El baño con agua fría tampoco favorece porque cambia drásticamente la temperatura corporal, que ronda los 36 °C. Así que lo óptimo es emplear agua tibia porque cuida la piel y mantiene su lubricación natural.
Además de la temperatura es necesario cuidar la duración de la ducha. Cinco minutos son suficientes cuando no hay necesidad de lavarse el pelo. El baño prolongado atenta contra la salud de la dermis y además es un derroche de agua. En una casa con buena presión, se gastan 160 litros en 10 minutos, así que podés reducir el consumo a la mitad.
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